Se dice que Gabriel Zaid es un escritor mexicano nacido en Monterrey el año de 1934. Se sabe muy poco de él, pues no es dado a presentaciones públicas ni a vida social; es cierto que estudió ingeniería industrial en el ITESM, que vive de un negocio propio y que comenzó a darse a conocer en el medio cultural mexicano, tan centrado en la capital del país con una obra poética de calidad, así como por la publicación de su antología Ómnibus de Poesía Mexicana, en 1968, varias veces reeditada. Yo sospecho por diversos indicios que Zaid nació Zayed en Galitzia, Austria, de una familia judía sefaradita presionada a emigrar ante el avance nazi fascista, de 1939 en adelante. Lógicamente
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Zaid / Zayed jamás ha escrito de su niñez y juventud porque tendría que explicar la búsqueda familiar de una zona segura para vivir y desarrollarse, lejos de los peligros reales de Hitler y sus esbirros, la llegada a Monterrey, una ciudad progresista controlada por familias convertidas al catolicismo dominante pero de rancia estirpe judía (no podemos olvidar que las familias más encumbradas de esa zona: los Sada, los Laguera, los Garza, etcétera, hasta ahora incluso emparentados, son de origen sefaradita). Eso era entonces —hace unos cincuenta años— muy delicado y sensible, por lo que era mejor ocultarlo; pero, ahora que hasta ciertas políticas católicas mexicanas (Yeidkol Polevsky) se disfrazan de judías para progresar económica y socialmente, creo que es pertinente develar el misterio de Zaid para entender mejor su escritura, sus temas, sus metodologías. Porque además Zaid no nació mexicano, se hizo mexicano al asimilar nuestro idioma y cultura, aportando a su vez lo propio de su tradición judía, orientada hacia la erudición y el desarrollo personal con entusiasmo y esfuerzo, lo que no desentona de la ideología regiomontana actual.
Pasa con Zaid como con la mayoría de los conversos que desean integrarse totalmente; se esfuerzan en aprender y dominar el idioma. Así el ingeniero se volvió poeta, compilador y ensayista. Su idioma familiar del siglo XV, hispano seguramente, parecería chocante a los jóvenes de la preparatoria Eugenio Garza Sada allá en el Monterrey de la guerra fría. Sus ritos religiosos y tradiciones familiares de judíos provenientes del muy antiguo y recién desintegrado Imperio Austro-Húngaro, causarían desconcierto y aislaban al muchacho, inteligente y sensible, el cual se propuso ser más católico que sus compañeros. Ergo, se puso a estudiar la religión, la filosofía, la teología y la cultura católica con ayuda de un sacerdote jesuita del que no sabemos el nombre pero podemos afirmar que existió por los libros que estudió el joven Said
(rebautizado como árabe maronita libanés para hacer más aceptable su presencia en un medio culto pero provinciano y muy celoso de sus tradiciones, al fin mexicanas). De este modo no es casual que Zaid / Zayed leyera hasta casi memorizar a Baltasar Gracián, un jesuita español del siglo XVII, tanto para aprender «maneras cortesanas católicas» como para saber retórica.
Con Zaid pasó algo equivalente a lo que ocurrió con otro gran converso paisano suyo: Iván Illich. Por huir del nazismo su familia se refugió en Italia, para protegerse de la discriminación, la cárcel y la muerte, su madre lo inscribió en colegios religiosos católicos que lo convirtieron en un católico militante primero y lo ayudaron a hacer carrera dentro de la Iglesia. Con el paso del tiempo y las debidas amistades, llegó a Obispo uísima Viena en la segunda posguerra. Por un tiempo parece que las cosas funcionaron según la tradición y el canon pero, al final Illich no resistió más y abandonó una religión que nunca fue plenamente la suya, salió de Europa, se estableció en México y realizó aquí una obra notable de investigación en ciencias sociales, a partir de 1968.
Zaid no llegó a tales extremos pero, se integró tan bien a la sociedad mexicana que pasa por mexicano cuando no nació aquí, sólo se aculturó, acomodándose a las circunstancias, pero un prurito de ilegitimidad parece estar en la base de su negativa a aparecer en público y hablar de sí mismo.
1 comentario:
Está usted en un error. Gabriel Zaid es mexicano. Nació en Monterrey, de padre palestino y madre mexicana. El artículo que usted comenta, de Alvaro Marín, está plagado de errores.
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